HISTORIA

Conforme a un documento del archivo Arzobispal, publicado en 1944 y firmado el 08 de junio de 1689 por Fray Francisco de Zuaza, que tiene este pueblo de Santa Lucía cuatrocientas personas de confesión, y que dista tres leguas del convento, a todos los cuales se administra en la lengua cachiquel.

Con la visita pastoral realizada a sus diócesis entre 1768 y 1770, el arzobispo Don Pedro Cortéz y Larraz, anotó que había salido de Santa Catarina Ixtahuacán a Santa Lucía Utatlán.

En los archivos parroquiales tenemos el libro No 1 de bautizos y data de 1789, donde consta que Santa Lucía ya era una parroquia y así hasta la fecha actual.

Desde ese entonces al Municipio se le dio el nombre de SANTA LUCÍA UTATLÁN, y hoy en día, la Virgen de Santa Lucia, sigue siendo la patrona del municipio.  Celebrándole su fiesta titular del 8 al 15 de diciembre, siendo el día principal el 13, que se celebra a toda pompa por propios y extraños que llevan a la Virgen en su corazón.

DATOS GEOGRÁFICOS DEL MUNICIPIO

El nombre Utatlán proviene del idioma Náhuatl, y se traduce como lugar donde abunda el bambú (bambusa arundinacea). Sin embargo, en el municipio no existe este bambú, se le dio el nombre de Utatlán, por los antepasados que provenían de Q’umarkaj, de los kich’es de K’umarkaj (Santa Cruz del Quiché) y Santa Lucía, por la virgen que apareció en un árbol de ciprés en la cabecera municipal. Es así como se le dio el nombre de SANTA LUCÍA UTATLÁN.

Conocido durante la época colonial con el nombre de Santa Lucia Ustatán, la referencia documental más antigua que se conoce de la existencia de la población, es la que se encuentra en una relación de los conventos franciscanos de la diócesis de Guatemala, escrita por Fray Francisco de Zuasa, en 1,689 en donde se señalan que entre los pueblos que dependían del convento de Sololá, conocida en esa época con el nombre de Nuestra Señora de Asunción de Técpan Atitlán, figuraba el de Santa Lucia, situado entre montañas y cerros en tierra montuosa y camino fragoso. El pueblo contaba con 400 personas de confesión, que hablaban idioma Kaqchiquel.

En 1,765 Manuel de Gregorio y Pinillos, que había ocupado la alcaldía mayor de Atitlán y Tecpanatitlán, en un informe presentado a la Real Audiencia, menciona que Santa Lucía Utatlán tenía 368 tributarios aproximadamente 1,480 habitantes que se dedicaban al cultivo de trigo, maíz y frijol.

El Arzobispo Pedro Cortez y Larraz, en la crónica de su visita pastoral, realizada entre 1,768 y 1,770, también mencionaba al pueblo de Santa Lucia Utatlán, como anexo de la Parroquia de Sololá, el cual tenía hermosos campos sembrados de maíz, trigo y algo de ganado lanar. Indican también que el pueblo estaba formado de jacales ranchos dispersos y algunas de teja.

Se encuentra a una altura de 2,492 msnm. Santa Lucía Utatlán, colinda con los siguientes municipios al Norte con Nahualá y Totonicapán; al Este con San José Chacayá; al Sur con San Marcos La Laguna y Santa Clara La Laguna; al oeste con Santa Catarina Ixtahuacán. En el territorio municipal, pasa la carretera Interamericana, que une a América del norte y Sudamérica. Para ingresar al Municipio de Santa Lucia Utatlán, se toma la ruta Interamericana y se desvía en el Km 148, cuyo recorrido para la cabecera Municipal es de 4 kms, carretera asfaltada.

PATRONA DE LA PARROQUIA

Con el descubrimiento, hecho en 1894, de la inscripción sepulcral sobre el “loculus” o sepulcro de la santa en las catacumbas de Siracusa, desaparecieron todas las dudas sobre la historicidad de la joven mártir Lucía, cuya fama y devoción se deben en gran parte a su legendaria Pasión, posterior al siglo V. La inscripción se remonta a comienzos del siglo V, cien años después del glorioso testimonio que dio de Cristo la mártir de Siracusa.

Epígrafes, inscripciones y el mismo antiguo recuerdo litúrgico (se debe probablemente al Papa Gregorio Magno la introducción del nombre de Santa Lucía en el Canon de la Misa) demuestran la devoción desde antiguo, que se difundió muy pronto no sólo en Occidente, sino también en Oriente.

Lucía pertenecía a una rica familia de Siracusa. La madre, Eutiquia, cuando quedó viuda, quería hacer casar a la hija con un joven paisano. Lucía, que había hecho voto de virginidad por amor a Cristo, obtuvo que se aplazara la boda, entre otras cosas porque la madre se enfermó gravemente. Devota de Santa Águeda, la mártir de Catania, que había vivido medio siglo antes, quiso llevar a la madre enferma a la tumba de la santa. De esta peregrinación la madre regresó completamente curada y por eso le permitió a la hija que siguiera el camino que deseaba, permitiéndole dar a los pobres de la ciudad su rica dote.

El novio rechazado se vengó acusando a Lucía ante el procónsul Pascasio por ser ella cristiana. Amenazada de ser llevada a un prostíbulo para que saliera contaminada, Lucía le dio una sabia respuesta al procónsul: “El cuerpo queda contaminado solamente si el alma es consciente”.

El procónsul quiso pasar de las amenazas a los hechos, pero el cuerpo de Lucía se puso tan pesado que más de diez hombres no lograron moverla ni un palmo. Un golpe de espada hirió a Lucía, pero aun con la garganta cortada la joven siguió exhortando a los fieles para que antepusieran los deberes para con Dios a los de las criaturas, hasta cuando los compañeros de fe, que estaban a su alrededor, sellaron su conmovedor testimonio con la palabra Amén.

Su fiesta se celebra el 13 de diciembre